Ya hemos pasado el ecuador del verano y empieza a vislumbrarse el otoño en el horizonte. Sin embargo, todavía quedan unas semanas de sol y calor por delante.
No hace falta irse a Tailandia o al Caribe para disfrutar de pequeños trozos de paraíso; en España hay multitud de playas y calas escondidas donde se respira tranquilidad.
Para aprovechar al máximo estos últimos días de paz y serenidad, ¿qué mejor que una cala tranquila?
Playa de Mataleñas (Santander)
Cerca de la ciudad cántabra de Santander, la playa de Mataleñas es una pequeña cala rodeada de acantilados. La bajada no es sencilla, ya que debe hacerse por unas escaleras por el lateral de las rocas, pero una vez tocas la fina arena blanca, verás que merece la pena.
El agua está limpia y su localización, lejos del bullicio del núcleo urbano, la convierten en el lugar perfecto para escaparse durante unas horas y tumbarse al sol.
Playa de Bolonia (Cádiz)
En la provincia más al sur de España está una de las playas vírgenes más bonitas de la zona. El agua es fría, debido a las corrientes del estrecho de Gibraltar, pero es limpia y cristalina. La duna que se ha ido formando por el viento de levante le da un aspecto todavía más salvaje. Se encuentra al lado de las ruinas romanas de Baelo Claudia, un importante reclamo turístico de la zona. Además, aunque es muy conocida, su gran extensión la convierten en una playa poco masificada.
Cala de Torrent de Pareis (Mallorca)
Después de un viaje por una carretera de curvas y un pequeño paseo por los recovecos del torrente se llega a un pequeño paraíso oculto entre las rocas: la playa del Torrent de Pareis, en Sa Calobra.
El agua turquesa de esta cala invita a darse un baño, y las rocas que la rodean dan lugar a todo tipo de ecos y sonidos interesantes. Sin duda, una cala para aventureros, pero con una recompensa preciosa.
Playa Baleo (A Coruña)
En plena naturaleza de Valdoviño, en A Coruña, hay multitud de playas salvajes. Entre ellas está Playa Baleo, de arena fina y aguas limpias, ya que está prácticamente en mar abierto. Aunque por toda la zona sopla mucho el viento, las rocas y acantilados que la rodean hacen de corta vientos. Los locales la califican como un pequeño paraíso, ya que no está nada masificada. Con un paisaje así, ¿cómo no te vas a relajar?
Imágenes vía Turismo de Cantabria y Mallorca Quality.