Creatividad, imaginación, inteligencia, concentración o capacidad verbal son estímulos que nacen del hábito de leer. Adquirir esta costumbre desde pequeños, antes incluso de aprender a leer, beneficia enormemente al desarrollo intelectual de los niños. Por eso, desde edades tempranas, el libro debe ser visto como una forma más de diversión y estar presentes en su día a día como otro juguete. Por ejemplo cuentos de tela, para meter en la bañera, libros de ilustraciones sencillas, cuentos con ventanas y desplegables, con sonidos, de animales y bichos, pequeñas enciclopedias, etc.
El gran truco para que a tus hijos les guste leer es simple: que a ti te guste leer.
El ámbito familiar es el círculo de mayor estímulo en los primeros años de vida. Si tus hijos te ven leer y lo relacionan con un momento de disfrute personal es más probable que quieran imitarte y explorar sus cuentos desde un cómodo sofá o tirados en la alfombra.
Para fomentar el interés de tus hijos evita estos errores
- No le obligues a leer. Hay que lograr que el niño lea por su cuenta. Eso solo puede conseguirse si asocia la lectura a un buen rato. Que lea porque le gusta.
- Nunca le castigues con mandarle al cuarto a leer. El niño asociará la lectura con algo negativo.
- No insistas en que lea los cuentos que a él no le gustan. Ni le exijas que termine un libro que ha dejado a mitad porque le aburría.
- Evita sermonearle sobre la importancia de la lectura. A un niño no le importa que la lectura sea el alimento del alma, la gimnasia del espíritu, la base de la formación u otro tipo de tópicos como estos.
Prácticas que les ayudará a enamorarse de la lectura
- Compra tebeos o libros con ellos los fines de semana dejando que elija los que más les guste. Posiblemente quiera llevarse más de uno. Pero conviene dejarle con ganas de más. Cómprale uno y aliéntale a que se porte bien para comprarle otro a la semana siguiente.
- Acércate al departamento infantil de las librerías. Déjale en libertad para que busque, cotillee y mire lo que le apetezca aunque luego no compres nada. Y si en esa visita a la librería se enamora de un libro, no se lo compres inmediatamente, ponle un reto para que se lo gane.
- Si le ha gustado un libro, cuento o historia que ha leído, interésate por ella. Uno ha entendido algo cuando puede explicarlo con sus propias palabras. Así que, pídele que te cuente la historia y llénate de paciencia. Cuando a los niños les emociona algo y ven que alguien les hace caso pueden llegar a estar horas hablando.
- Lee en voz alta historias sencillas que pueda comprender sin dificultad y no pierda la atención o el interés.
- Abastece su habitación con una pequeña biblioteca, que vaya creciendo con ellos. Cualquier situación puede actuar como incentivo para hacer una consulta. La accesibilidad es un factor de fomento de la lectura que despierta la curiosidad.
- Lee a tu hijo en voz alta y enséñale las nuevas palabras que no haya entendido durante la lectura para ampliar su vocabulario.
- Ingenia juegos que le enseñe a leer, como por ejemplo, proponerle que te avise cuando descubra una letra o una palabra por el paseo o fomentar su curiosidad sobre ciudades, deportes, etc.
- Revisa la vista de tu hijo. Hay niños que no leen porque, simplemente, no ven bien. Una revisión al año no hace daño, sobre todo a estas edades.
¿Cómo haces tú para que tus hijos se aficionen a la lectura?