Hay muchas maneras de decorar una casa. Los cuadros, los muebles, las cortinas… Todos estos elementos transmiten nuestro gusto y personalidad y hacen de nuestra casa un hogar. Pero hay una parte de la decoración que no está en las paredes ni sobre las mesas, sino en el suelo.
Hay muchísimos tipos de alfombra y su precio no suele ser barato. Por eso, hay que tener en cuenta los detalles antes de hacer una inversión.
El objetivo de las alfombras es acompañar un espacio, darle sensación de calidez y también mantener el calor. Escoger la adecuada para una estancia puede ser un reto y, para acertar, hay que tener en cuenta algunos factores. Por ejemplo cómo colocar alfombras en el salón, no se debe hacer sin más.
El tamaño importa
Antes de comprar una alfombra, debemos ser muy conscientes del tamaño de la habitación. Se trata de encontrar el equilibrio perfecto. Una alfombra pequeña en un espacio grande se ahoga, mientras que una de gran tamaño en una habitación de dimensiones reducidas puede agobiar y terminar siendo un estorbo.
Escoge una alfombra que deje suficiente espacio como para colocarla bajo los muebles sin que sobresalga por fuera de ellos. Trata de que no esté pegada a las paredes, ya que puede resultar agobiante en la estancia. Céntralas en el espacio para dar sensación de simetría.
Cuidado con sobrecargar
Las alfombras vienen en toda clase de dibujos y colores y, aunque están en el suelo y no se ven tanto como un cuadro o el papel de la pared, hay que tener cuidado con qué dibujo escogemos. Los colores y el dibujo deben combinar (o por lo menos no desentonar) con el resto de nuestros muebles o decoración.
Si tenemos muebles de colores chillones, es mejor optar por una alfombra sencilla y neutra. Por el contrario, si nuestros muebles son minimalistas, podemos añadir un toque de color con una alfombra más recargada. Una vez más, se trata de encontrar el equilibrio entre todos los elementos.
Cuidado con el polvo y los resbalones
Las alfombras requieren una higiene constante, ya que atrapan bastante polvo y suciedad, especialmente si tenemos mascotas. Si no tenemos cuidado, pueden suponer un problema para las personas con alergias. Por eso, pasa la aspiradora cada dos días y sacúdela bien una vez a la semana. Así evitarás que se acumule el polvo.
Otro peligro que viene con tener una alfombra, especialmente si tenemos niños que corretean por la casa, es que se deslizan. Por eso, compra una malla antideslizante adecuada para colocar debajo. Así la alfombra no se moverá cada vez que alguien la pisa y evitaremos caídas aparatosas.