Desde siempre, cuando estamos en la playa o en la piscina y sobre todo con niños, siempre escuchamos o les decimos a nuestros hijos que no se pueden bañar hasta dos horas después de haber comido, como siempre nos han dicho nuestras madres y abuelas.
Pero, ¿es cierta esta afirmación tan generalizada?
Cómo se produce
Siempre creemos que el corte de digestión va directamente relacionado con la comida, pero esta afirmación no es cierta.
Un corte de digestión se produce cuando la temperatura del agua es baja y nuestro cuerpo almacena gran temperatura corporal, como por ejemplo después de tomar el sol.
Este cambio brusco de temperatura al meternos en el agua puede producir mareos y vómitos.
Por eso, el cambio de temperatura suele ser más probable que les ocurra a los niños, ya que se pasan más tiempo expuestos bajo el sol jugando y moviéndose. También puede ocurrir cuando hemos estado haciendo un gran esfuerzo bajo el sol durante un tiempo prolongado.
Además, la digestión puede llegar a durar hasta cuatro horas si las comidas son copiosas, por lo que, aunque nos metamos en el agua, no afectará nuestro proceso digestivo.
Para evitarlo
Lo mejor será entrar al agua poco a poco y no de golpe. Vete adentrándote paso a paso y mojando la cabeza, no se recomienda en ningún caso tirarse de golpe. ¡Lo difícil será concienciar a tus hijos de esto!
Protégete del sol, como hemos dicho. Si nuestro cuerpo tiene mucho calor, el cambio de temperatura será más brusco y las probabilidades de sufrir un corte de digestión será más elevado, lo mejor será que utilices sombreros y pasees un poco por la orilla antes de zambullirte.
Si pese a estos consejos, ya sea después de comer o no, cuando te zambulles en el agua o bien tus hijos os comenzáis a marear, tenéis visión borrosa o náuseas, lo mejor será que salgáis inmediatamente del agua y vayáis a un sitio fresco a la sombra o acudáis directamente a los socorristas de la playa o piscina.
Sigue estos consejos para proteger a tu hijo del sol 😉