En un verano en el que no para de encadenarse una ola de calor tras otra, una buena opción para hacer ejercicio sin achicharrarnos es el denominado “aquagym” o, lo que es lo mismo, practicar ejercicio en el agua, mientras nos damos un baño.
Esta modalidad de gimnasia ofrece muchos otros beneficios más allá de conseguir que ponernos en forma sea más llevadero cuando las altas temperaturas aprietan. Por ejemplo, las personas que no pueden o que no están acostumbradas a grandes esfuerzos físicos, son capaces de practicarla con facilidad.
¿Por qué es bueno hacer deporte en la piscina?
¿Alguna vez has intentando levantar en brazos a alguien en una piscina? Si la respuesta es sí, seguro que habrás observado que resulta bastante fácil. La razón es que el agua ejerce una fuerza de empuje hacia arriba que nos levanta, creando la sensación de que somos mucho más ligeros.
Una persona poco habituada al ejercicio, una mujer embarazada o alguien que tenga algún tipo de problema óseo o muscular que le produzca dolor al realizar esfuerzos, puede aprovechar este empuje para ejercitarse durante mucho más tiempo sin cansarse o sin cargar demasiado las partes de su cuerpo afectadas. Además, la presión protege nuestras articulaciones haciendo que sea más difícil lesionarnos. ¡Salta todo lo que quieras, que te cansarás menos y no te dolerán las rodillas!
Otro beneficio del “aquagym” es que los medios líquidos ofrecen mucha más resistencia que el aire, por lo que los movimientos que realizamos sumergidos en ellos son más lentos pero también más intensos que si los hacemos fuera. El resultado es que podemos conseguir entrenamientos muy completos de tonificación notando muy poca sensación de cansancio en comparación con la que sentiríamos en tierra firme. A este menor cansancio contribuye también que, al estar mojados, se regula nuestra temperatura corporal, logrando que la sensación de fatiga disminuya.
Si tienes problemas de circulación o varices, esto es lo tuyo. El movimiento que realizamos agita el agua y genera un efecto masaje que activa la circulación sanguínea.
Como puedes ver, todo son ventajas: se trata de entrenamientos completos, divertidos, seguros y que, encima, no producen grandes sensaciones de cansancio. Si este verano tienes una piscina (o el mar) a mano, no lo dudes y dale una oportunidad.
¿Y tú, has practicado alguna vez gimnasia en el agua o eres más de ejercitarte en el medio terrestre?