Unas de las principales dudas que nos surgen a la hora de elegir un colorete es si decantarnos por colorete en crema o en polvo. A pesar de ser igual de aptos, existen diferencias entre ambos tipos que son clave para ayudarnos a decidir si son los adecuados.
Sea cual sea el que escojamos, lo más importante es optar por un producto que vaya acorde con nuestro tono de piel.
Características:
Generalmente, lo encontramos en formato polvo-compacto, que constituye el más habitual debido a su comodidad y fácil aplicación. Este tipo de formato nos proporciona mayor facilidad a la hora de contornear, definir el color e intensificar el resultado final.
Funcionan bien con todo tipo de pieles, pero es la opción más acertada para pieles grasas, ya que estas no responden bien a productos más grasos como el colorete en crema.
Entre los tipos más populares se incluyen los acabados mates, satinados, nacarados, con destellos y efectos shimmer, con purpurina. La gama de tonos es amplísima, abarcando desde tonos rosas, rojos y naranjas, hasta escalas de marrones.
Aplicación:
Es imprescindible aplicarlo con una brocha específica para el tipo de producto y efecto que busquemos, y siempre con movimientos circulares, desde el centro de la mejilla a los extremos. Si se aplican correctamente, es el colorete de mayor duración.
Truco:
Una vez la brocha esté pasada por los polvos, sacúdelo o dale toques contra la mano para eliminar el exceso y librarte de grumos que puedan dejar un efecto demasiado cargado.
La opción ideal en épocas de calor, debido a que tiene propiedades resistentes al agua y a la transpiración. Aun así, su textura es más cremosa que la de los polvos. Por esto, tiende a derretirse y desvanecerse con mayor facilidad.
Características:
Está compuesto a base de cera y pigmentos, lo cual es fácil de extender, hidrata la piel y no deja marcas ni arrugas.
Existe en formato barra, tipo mousse o en caja. Es ideal para pieles secas o mixtas con tendencia a secarse, ya que tiene cualidades cremoso que resaltan la piel y aportan luminosidad. Las pieles grasas, en cambio, son incompatibles con este tipo de productos, debido a su formulación. Pueden crear brillos antiestéticos y fomentar la aparición de granitos.
Aplicación:
Este tipo de polvos están más trabajados, y como su textura es sólida, es más complicado lograr un resultado uniforme. Lo más apropiado es aplicarlo con una brocha, de «lengua de gato» o similar. También puede hacerse con las yemas de los dedos.
Truco:
Tanto si lo aplicas con brocha como con los dedos, procura utilizar poca cantidad para poder extenderlo y difuminarlo mejor. Aplícalo a toquecitos, aumentando el color poco a poco.
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Imágenes vía Nars y Bobbi Brown.
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