La magia del reciclaje nos permite darles una segunda oportunidad a cosas que, aparentemente, ya no tienen ninguna utilidad. Son objetos que habitualmente tiramos a la basura sin pararnos a pensar en la cantidad de posibilidades que nos ofrecen si les damos otros usos.
Hoy nos centraremos en varias ideas con las que podrás convertir cajas de fruta en elementos decorativos y funcionales con los que darle un toque diferente a tu hogar.
Para construir una mesita de centro, basta con colocar de canto (sobre el lado más largo) dos cajas de fruta y juntarlas entre sí por sus fondos con cola.
También puedes construir una mesa más grande aumentando el número de cajas. Intenta variar sus posiciones para conseguir diseños más originales. Opcionalmente puedes instalarle unas ruedecitas para poder moverla con más facilidad.
Por supuesto, no olvides lijar toda la superficie y darle un acabado adecuado con un barniz de un color que encaje con el resto de tu decoración.
En muy pocos minutos tendrás listo un mueble bonito y funcional sin desembolsar prácticamente ni un céntimo.
En este caso queda mucho mejor si, en lugar de usar cajas de madera, utilizas esas otras de plástico de colores en las que viene muchas veces la fruta.
Tanto sillas como taburetes de hacer y quedan perfectas para decorar habitaciones de niños. Basta con añadirles unas tablas a modo de respaldos (para los taburetes ni siquiera hace falta) e instalarles patas en la parte de abajo (las patas se venden ya hechas en tiendas de bricolaje). Para que el asiento sea más cómodo, pon un cojín.
No tiene más misterio. Sencillo y original.
Un sofá bien mullido, una tacita de café y un buen reposapiés. Un plan ideal para relajarse después de una dura jornada de trabajo.
¿Qué no tienes reposapiés? No te preocupes, puedes fabricarte uno en un abrir y cerrar de ojos con solo tres elementos: una caja de fruta, un cojín y unas patas de madera.
Después de lijar y de quitar cualquier elemento peligroso (clavos que sobresalgan de la madera, por ejemplo), tan solo tienes que meter el cojín en la caja y colocar las patas. Así de simple. Si quieres puedes darle una capa de barniz y decorarla como más te guste para darle tu propio toque personal.
Es una de las “segundas vidas” más populares de estos objetos. Su construcción es de lo más sencillo: solo hay que apilar varias cajas tumbadas sobre su lado más ancho, una encima de otra, y fijarlas con cola para madera o clavos. Una vez hecho esto, solo queda barnizarlas o darles una capa de pintura. Opcionalmente puedes añadirles patas o ruedas.
Como siempre, es importante lijarlas antes de trabajar con ellas.
Esta es un poco más laboriosa (solo un poco), pero merece la pena con tal de que tu mascota tenga un sitio cómodo en el que echarse la siesta.
Para construirla tienes dos opciones: forrar la caja con una colcha vieja o acolchar tú mismo su interior. En el primer caso basta con que cortes el tamaño adecuado para abarcar todo el fondo. En el segundo puedes utilizar espuma de poliuretano para cubrirlo y, posteriormente, tapizar con una tela fijada con grapas.
Como puedes ver, las cajas de fruta sirven para mucho más que para guardar fruta. Con cuatro retoques de nada, pueden transformarse en algo completamente diferente. Tu creatividad es el único límite. ¿Se te ocurre algún otro uso para reciclarlas?
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