¿Te han regalado una pata de jamón y no sabes cómo se empieza? O simplemente, ¿alguna vez te has preguntado cómo hay que cortarlo para que la carne mantenga su aroma y sabor?
Hoy te explicamos cómo se comienza a cortar la pata. También, qué instrumentos se necesitan para que obtengas deliciosas lonchas de jamón sin riesgo para tus dedos.
El jamonero
Lo primero que tienes que hacer es colocar el jamón en un jamonero. ¡Ni se te ocurra cortarlo colgado! Sobre la manera de colocarlo, los cortadores de jamón profesionales recomiendan poner el jamón con la pezuña hacia abajo, siempre y cuando el uso que le demos sea doméstico. La parte que queda arriba se llama babilla y es ahí por donde debemos empezar. ¿Por qué? La razón es que esta parte tiene menos grasa que la otra. Por tanto, hay que consumirla antes para que no se seque mientras la parte más grasa termina de curarse.
Si el uso fuera para restaurantes o un consumo rápido, lo habitual es poner la pata con la pezuña mirando hacia arriba.
Los cuchillos
A continuación, con el cuchillo de descortezar, empiezas a cortar de forma vertical la piel y retiras la grasa hasta llegar a la carne. Guarda estos trozos de grasa para después volver a colocarlos encima del jamón abierto una vez termines de cortar, así se conserva mejor.
Y ahora que ya has llegado a la carne, empieza a cortar las lonchas de jamón con el cuchillo largo y afilado, que siempre tiene que estar plano. Intenta que los cortes sean rectos y finos, tratando que las lonchas sean lo más parecidas entre ellas. Al principio te va a costar, pero poco a poco te convertirás en un experto 😉
Consejo
Un consejo de profesional es que siempre empieces el corte lo más cerca posible de la pata y termines lo más cerca de ti. De esta forma la zona nunca te quedará en forma de barca, que es lo que suele suceder cuando se tiene un jamón en casa.
Y para acabar…
A medida que os lo vais comiendo, verás que te vas acercando al hueso. En ese momento, dale la vuelta a la pata y comienza a cortar por el otro lado, utilizando el mismo proceso. Y cuando ya no quede carne, aprovecha el hueso para hacer un rico caldo.
Una vez hayas cortado lo que crees que vais a consumir, es momento de guardar el jamón. ¿Cómo? Pon la grasa sobre la zona cortada y coloca la pata en un sitio bien ventilado, seco y a una temperatura entre 20 y 25 grados. Ni calor ni frío ya que se puede alterar su sabor.
Ha llegado el mejor momento, comerlo. Lo puedes comer solo, en bocadillo, en guisos y hasta para hacer croquetas caseras.
Y si te gusta conocer los diferentes tipos de cortes que existen, echa un vistazo a nuestro artículo sobre la brunoise.