Aunque el oro es un metal fuerte y resistente, las muestras de uso son inevitables. Con el paso del tiempo, se estropean y pierden su brillo. Aunque el proceso de deslustre del oro es más lento que en otros metales, es importante saber cómo cuidar de él. Si tus piezas de oro se han vuelto amarillentas, oscuras y han perdido ese brillo tan característico, es hora de tomar las riendas del asunto. Hoy te damos consejos y recomendaciones sobre cómo limpiar joyería de oro. ¡Porque no queremos que dejes de brillar!
¿Cómo limpiar oro?
Una de las soluciones más sencillas y efectivas para ello es la mezcla de agua jabonosa. Prepara un contenedor con un litro de agua tibia, añade un poco de jabón (el que utilizas para lavar los platos) y deja las joyas en remojo durante varias horas. Después, con ayuda de un algodón o un cepillo de cerdas suave (p.ej cepillo de cejas), frota cada pieza cuidadosamente, enjuágala y déjala secar al aire. Y, ¡tachán! Como arte de magia.
Si ves que no termina de recuperar el brillo, prueba a añadir unas gotas de detergente suave o bicarbonato. Con un par será suficiente. Y si el oro está muy estropeado, en casos extremos, añade unas gotas de amoniaco. Pero, ojo, no abuses. Aunque el amoniaco es ideal para eliminar la suciedad y mugre, es un producto químico agresivo que, si se usa en exceso, puede dañar y teñir el oro de forma irreversible.
Y, cómo no, el invento que todo lo soluciona: la pasta de dientes. ¿Cómo es posible que algo tan sencillo y cotidiano sea capaz de resolver tantas cosas? No sabemos, pero funciona. Frota la joya con un poco de pasta de dientes durante un minuto. Enjuágalo y sécalo con un trapo suave y seco.
Si lo que quieres es limpiar joyería de oro blanco, esto ya es otra historia. Con un cepillo de cerdas suaves, frota la pieza con clara de huevo batida. También puedes probar con jugo de limón y una mezcla de Coca-Cola y bicarbonato. ¡Pruébalo y nos cuentas!
Algunos consejos de limpieza
- Toma nota de estos cuatros puntos importantes antes de proceder a limpiar tu oro:
- No sumerjas en agua joyas que contengan piedras preciosas. Cada piedra requiere un trato diferente, así que infórmate antes de arriesgarte.
- El contacto entre el oro y la humedad acelera la pérdida de brillo. Procura quitarte el oro que llevas puesto cuando estés en contacto con agua (ducha, baño, lavando platos..).
- Cuando frotes la joyería, hazlo de forma recta y suave, nunca en círculos.
- Nunca, jamás, utilices lejía, cloro o blanqueador para limpiar tus joyas de oro. No sólo las maltrata, sino que hará que se decoloren.
Si has probado estos consejos y no te han servido, no te arriesgues con inventos ingeniosos. Lleva tu joyería a un profesional. Ellos sabrán que hacer mejor que nadie 😉 ¿Quieres saber más sobre cómo limpiar tus accesorios? Te enseñamos a limpiar la bisutería para evitar que se oxide.