Hábitos saludables

Disfruta de la piscina con responsabilidad

Según la Agencia Estatal de Meteorología, este año viviremos un verano más caluroso que el del año pasado. Los expertos predicen que se superarán las temperaturas máximas de 2014, que alcanzaron los 38 grados.

Es imprescindible disfrutar de las altas temperaturas con sentido común. Durante meses calurosos, nos volvemos fans de la piscina. Se vuelve nuestra mejor aliada, la solución a toda ola de calor y uno de los planes más apetecibles, con quien sea y a cualquier hora del día.

Pasar horas en la piscina es divertido y entretenido, pero también puede ser perjudicial para la salud si no prestamos atención a ciertos factores. Aunque se trate de un plan de ocio, hay que saber gestionarlo con control y sin excesos. Recuerda que la salud es lo más importante.
Aprovecha también a cuidar y poner a punto la tuya con estos consejos sobre cómo limpiar una piscina.

Protección solar

El mayor requisito para disfrutar de la piscina correctamente, y siempre que estemos expuestos al sol, es utilizar protección solar. En todo momento debemos estar protegidos de los rayos infrarrojos y los rayos UV, ya que pueden producir efectos negativos en la salud y en la piel, incluyendo quemaduras, irritaciones, manchas y arrugas, o en casos extremos, cáncer de piel.

Elegir la protección solar adecuada para cada uno depende de varios factores, como la edad, el tono o tipo de piel, por ejemplo. Se encuentran en diferentes formatos y presupuestos, y existen también productos de aceleración del bronceado, aunque no es recomendable utilizarlos habitualmente.

Evitar las horas clave

El pico de radiación solar ocurre entre las 12 h y las 16 h. Durante estas cuatro horas, el sol actúa con más fuerza, sensibilizando la piel y aumentando la probabilidad de dañarla. Siendo esta la franja horaria más agresiva y cancerígena, es aconsejable evitar estar expuestos al sol a estas horas.

Hidratación

Si en un día normal debemos beber 2 litros de agua, aproximadamente, en épocas de calor todavía más. Al estar expuestos a tanta radiación solar, sudamos con más facilidad y aumenta la sensación de sed y cansancio. Consecuentemente, nuestro cuerpo exige recuperar el líquido perdido, y lo hacemos bebiendo agua. Esto nos ayuda a recuperar energía, evitar insolaciones y aguantar olas de calor.

Además de la necesidad de hidratarse por temas de salud, beber agua también nos ayuda a mantener la piel visiblemente más joven, suave y bonita.

Gafas de sol y gorros

Siempre que podamos, es muy recomendable llevar puestas gafas de sol que nos protejan la vista. Han de ser de buena calidad, que protejan de rayos UV y que sean polarizadas. Si no lo son, es prácticamente como si no lleváramos nada.

bañarse

Asimismo, mientras estemos expuestos al sol, también deberíamos de proteger el cuero cabelludo, que es muy propenso a quemarse. Por ello, aconsejamos llevar siempre algún sombrero o gorra por si fuera necesario.

Meterse en el agua poco a poco

Muchas memorias veraniegas de nuestra infancia se caracterizan por el mítico “no te metas en la piscina después de comer, o te dará un corte de digestión”. Pero la realidad es que el corte de digestión no existe como tal, sino que el daño se origina en el cambio brusco de temperatura, producido por meterse en el agua fría de golpe después de estar expuesto al sol mucho tiempo.

La solución no es reposar una hora después de comer, sino tratar de meterse en el agua poco a poco. Mojándote despacio y permitiendo que cada parte del cuerpo se acostumbre a la temperatura del agua.

Comments 1

  1. Jardinero

    Y cuidado con los más pequeños de la casa. No lo pierdan de vista. A ver si es posible que este verano no tengamos ninguna noticia desagradable en el telediario.

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