Los hijos dan muchas satisfacciones, pero también quebraderos de cabeza, especialmente la hora de educarles, uno de los mayores desafíos a los que se puede enfrentar una persona. ¿Comprarles todos los juguetes que desean? ¿Ser muy estrictos con su educación? ¿Cuántas horas deben ver la televisión o jugar a los videojuegos?
Si tú estás en esta situación, seguro que te haces algunas de estas preguntas a la hora de tomar decisiones. Pues bien, debes saber que no hay formulas mágicas pero sí hay una serie de principios que te van a ayudar a entablar una relación de respeto, cariño y confianza entre tu hijo y tú.
¿Por qué debemos servir de ejemplo?
Como padres debemos servir de ejemplo porque los niños aprenden comportamientos a través de la imitación, por tanto, si quieres que tu hijo tenga buenos hábitos, lo natural es que lo vea en ti también. De nada sirve regañarle porque no ha saludado o no ha dado las gracias si tú tampoco lo haces.
¿Por qué es importante la comunicación?
La comunicación es importante porque, cuanto más habléis, más os conoceréis. Entablar una conversación con el niño es fundamental para construir una relación sólida entre ambos. Ya sea con palabras, gestos o miradas, cualquier forma de interacción os permitirá conoceros mejor y le estarás ayudando a expresar lo que siente y piensa en cada momento, pues aunque sean pequeños, los niños también tienen sus preocupaciones.
Contarle cuentos por la noche, hablarles sin prisas, escuchar sus historias e incluso preguntarles su opinión sobre cualquier tema, son hábitos fundamentales para tener una buena comunicación con el pequeño.
Disciplina, sí; amenazas, no
Aunque a veces te cueste, es fundamental que a un niño le pongamos normas. Eso sí, deben ser claras y coherentes, así como ir acompañadas de una explicación razonada. No vale el “porque yo lo digo”. Cuanto mejor entienda la norma, la aceptará con mayor facilidad.
¿Cometemos errores?
Sí, pero nuestro hijo tiene que entender que hay que equivocarse para aprender. La sobreprotección es uno de los mayores errores en los caen los padres. La mejor manera de que ellos interactúen y conozcan el entorno que les rodea es dejándoles que experimenten por sí mismos, aún sabiendo que se van a equivocar. Y llegado el momento, la función como padres es la de estar ahí para cuidarles física y emocionalmente, pero con límites.
¿Podemos comparar?
No, no debemos comparar porque las comparaciones son odiosas, especialmente cuando se trata de niños. Cada persona es única, y no todos actúan de la misma manera ni al mismo ritmo. Por tanto, de nada sirve hacer generalizaciones como “nunca obedeces” y mucho menos compararle con otro niño “no sabes cómo estudiaba tu hermano a tu edad”.
Este tipo de comportamientos pueden crear un estado de frustración en el niño nada aconsejable. En vez de estas frases, cámbialas por otras como: «tú puedes sacar buenas notas igual que tu hermano, ya lo verás». Notarás cómo disminuye su malestar le animarás a conseguir sus metas.
Los papás también se equivocan
No perderás autoridad si le reconoces que te has equivocado y le pides perdón. Todo lo contrario, le estarás dando una lección sobre lo importante que es reconocer los errores y disculparse por ellos.
Reforzar las cosas buenas
Según los profesionales, los castigos cada vez son menos eficaces a la hora de educar. Los refuerzos positivos, gestos de cariño y las recompensas, son los mejores estímulos para conseguir que el niño se porte bien o estudie.
Además, a la hora de regañar, olvídate de calificativos tipo “malo”, ya que les puede perjudicar en su autoestima.
Eres su padre, no su amigo
Todos los padres buscan tener una relación cercana y de confianza con sus hijos, pero esto no significa convertirse en sus mejores amigos. La amistad parte de una relación de igual a igual, pero una de padre/madre-hijo no puede ser así. Tú debes estar en un escalón superior, desde donde le has de cuidar, proteger e imponer normas.
El juego es una de las mejores herramientas que tienen los padres para conocer a sus hijos, por eso, aquí tienes algunas sugerencias de los mejores juegos en familia que hemos encontrado. Con ellos darás un paso más en la relación con los más peques de la casa mientras pasáis un rato muy divertido.