Con este verano tan caluroso, el riesgo de insolación alcanza su máximo nivel. Para evitarla, los médicos aconsejan protegernos del sol con cremas solares de factor alto, beber mucha agua, utilizar ropa ligera y por supuesto, especial cuidado con la exposición al sol. Sin embargo, la mejor manera de tomar conciencia de lo peligroso que puede llegar a ser una insolación es sabiendo cómo se produce, cuáles son sus síntomas y cómo se puede prevenir.
¿Qué es y cuáles son sus síntomas?
La insolación es un fallo en los mecanismos del sistema nervioso que controla la temperatura corporal, es decir, la sudoración y la dilatación de los vasos periféricos, tras una exposición prolongada al sol. Esto provoca que la temperatura del cuerpo se dispare hasta alcanzar los 45 ºC, afectando especialmente a las meninges. De ahí la gravedad de este cuadro.
Hay que diferenciar insolación y golpe de calor, pues, aunque ambos cuadros tienen su origen en un fallo del sistema de regulación de la temperatura corporal, en el golpe de calor no tiene por qué haber exposición solar, en la insolación, sí. Por tanto, sus consecuencias pueden ser peores. Para evitarlas, es primordial actuar con rapidez si detectamos algunos de sus síntomas.
Una de las primeras señales de este trastorno es lo que los médicos llaman agotamiento por calor, que se manifiesta con calambres, vómitos y falta de coordinación. No obstante, en muchas ocasiones, la insolación aparece sin previo aviso.
Además, los afectados sufren una sensación de confusión mental, acompañada de movimientos torpes y dolor de cabeza.
Cómo prevenirla
- Mucha hidratación: Es la recomendación más importante. Mantén el cuerpo convenientemente hidratado, bebiendo unos 2-2,5 litros de agua al día. Para ello, es aconsejable que lleves siempre una botella de agua encima, especialmente si vas con niños y personas mayores, que son los más sensibles al aumento de temperatura. La fruta y la verdura fresca también contribuirá a una buena hidratación. Evita las bebidas con cafeína y alcohol, ya que tienen un efecto diurético, lo que contribuye a la deshidratación.
- Evitar las horas de mayor calor (entre las 12:00 y las 17:00 horas). Si te gusta el deporte, hazlo o bien a primera hora o déjalo ya para última de la tarde, que es cuando las temperaturas son más suaves.
- Camina por la sombra siempre que puedas.
- Utiliza ropa que transpire. Para ello ha de ser ligera, holgada, mejor blanca (rechaza la luz solar) y de algodón, que permita la transpiración. Las fibras acrílicas retienen más el calor y dificultan la transpiración. En la actualidad hay fibras especiales para el sol, que rechazan la radiación ultravioleta.
- Usa sombrero y gafas de sol. Es muy importante especialmente en niños y ancianos. Los sombreros o gorras deben favorecer la circulación del aire en su interior.
- Evita las comidas pesadas y demasiado condimentadas en favor de la fruta, las ensaladas y en general las hortalizas frescas, que favorecen la hidratación.
- No te quedes en el interior del coche estacionado y mucho menos dejes a un niño. Mantén las ventanillas abiertas o pon el aire acondicionado.
- Mantén tu casa lo más fresca posible con un ventilador, aire acondicionado o deja las habitaciones en penumbra.
Y como ayuda a evitar la insolación, aquí tienes unos planes alternativos para combatir el calor.