¿Tu joyero guarda anillos, pendientes y colgantes de oro que con el tiempo se están oscureciendo? Es una lástima que dejes que un material tan bonito y valioso se deteriore. Para ayudarte con tu joyería de este material, hoy compartimos contigo unos prácticos trucos para que quede reluciente.
¡Prepara los guantes y empezamos!
Con amoniaco
Es importante que tengas en cuenta que no puede utilizarse en todas las ocasiones. Si el oro no está especialmente deteriorado, o es muy delicado, es mejor que te decantes por otra técnica menos potente. El amoniaco es perfecto para hacer una limpieza profunda de aquellas piezas que verdaderamente lo necesitan. Si lo utilizas con frecuencia, el resultado puede ser el contrario al esperado.
Lo primero que tienes que hacer es mezclar una parte de amoniaco con seis partes de agua dentro de una taza pequeña. Asegúrate de que se mezclan correctamente. Ahora, con la mezcla hecha, lo único que tienes que hacer es remojar las joyas dentro del agua. Cómo ya te advertimos, el amoniaco es un tratamiento agresivo, por lo que no debes dejarlas más de un minuto.
Retíralas con un colador, y enjuágalas con agua tibia. Por último, sécalas bien frotando suavemente con una gamuza.
Con lavavajillas
Vierte unas cuantas gotas de lavavajillas en un tazón con agua tibia y mezcla suavemente. Si bien el agua común del grifo funcionará, es mejor que utilices agua gasificada sin sodio o agua carbonatada. La carbonación en estos líquidos ayudará a desprender la suciedad y los restos acumulados.
Remoja las joyas de oro en la solución durante 15 minutos. Durante este tiempo, el agua jabonosa tibia penetrará en las rendijas y en las grietas, desprendiendo así las acumulaciones de suciedad difíciles de llegar.
Al sacarlas, frota suavemente las joyas con un cepillo dental de cerdas suaves, prestando especial atención a los rincones y grietas donde podría esconderse la suciedad. Es importante que uses un cepillo muy suave.
Enjuaga cada pieza con agua corriente tibia. Enjuagarlas bien ayudará a quitar la suciedad permanente que haya sido desprendida por el cepillo. Recuerda asegurarte de que el agua no esté caliente, en especial si tus joyas tienen piedras frágiles. No dejes que el flujo de agua corra muy fuertemente, ya que se vierte una gran cantidad de fuerza en la joya.
Sécalas con un paño suave. A continuación, deja que las joyas reposen sobre una toalla para que se sequen por completo antes de ponértelas de nuevo.
Con pasta dental
Aparte de ser efectivo, este es uno de los métodos más rápidos, por lo que podrás utilizarlo con mayor frecuencia. Además, al utilizar el cepillo, te permite ser más preciso y actuar en detalle con las zonas más dañadas.
Antes de comenzar la limpieza, mezcla la pasta dental con una cucharadita o dos de agua. A continuación, frota con un cepillo viejo cada una de las joyas, y verás como la suciedad acumulada va desapareciendo.
Una vez terminado el proceso, aclara con agua tibia para eliminar los restos de pasta dental y ya habrás terminado. Los resultados son increíbles y podrás utilizarlo cada vez que necesites poner a punto tus joyas.
¿Cómo se limpia el oro blanco?
¿Pero qué sucede si tienes alguna pieza en oro blanco? Como sabes, estas joyas están cubiertas de una capa de rodio, un material que les otorga ese color tan característico y por tanto requiere otro tipo de limpieza.
Para estos casos, lo mejor es que utilices un huevo batido y con la ayuda de un paño, extiéndelo por toda la superficie de la pieza. Déjala secar un par de minutos y luego limpialas hasta que desaparezca por completo el huevo.
Y ahora que ya sabes cómo se debe limpiar la joyería de oro, aquí tienes unos consejos sobre cómo limpiar piezas de plata.