Si eres de los que vas a comprar frecuentemente, te habrás dado cuenta de que en el pasillo donde se encuentra la leche cada vez hay más variedad y es más complicado elegir una. Por esta razón, hoy vamos a darte unas pautas que seguro que te ayudarán a elegir la leche que más se ajuste a tus necesidades. Y para ello, vamos a comenzar explicándote la distinción más clásica: leche entera, semi y desnatada.
Debes saber que la principal diferencia entre los tres tipos de leche es la cantidad de grasa, siendo la entera la que concentra una mayor cantidad y la desnatada la que menos. Pero todas son necesarias en algún momento de nuestra vida.
¿Quieres saber cuándo están indicadas cada una?
Leche entera
La leche entera está compuesta principalmente por agua, sal, minerales y calcio. Glúcidos como la lactosa, materia grasa, proteínas como la caseína, y vitaminas A, D, B y E. Por ello, es buena para mantener unos huesos fuertes y sanos y prevenir la osteoporisis. Además, es hidratante, saciante y proporciona gran cantidad de energía.
Está especialmente indicada para los niños, pues protege el tracto gastrointestinal contra patógenos, toxinas e inflamación, y regula los procesos de obtención de energía, especialmente el metabolismo de la glucosa y la insulina.
La leche entera también es un alimento que ayuda a mantener el funcionamiento del cerebro, a dormir mejor y a cuidar la piel, así como es ideal para embarazadas y deportistas.
Sin embargo, contiene lactosa, un azúcar al que muchas personas son intolerantes, por lo que si este es tu caso, es mejor que tomes leche sin lactosa. También contiene mucha grasa, por lo que si tienes problemas con el colesterol o quieres adelgazar, pásate a la desnatada o semidesnatada.
Leche desnatada
Como su propio nombre indica, la leche desnatada o descremada es aquella a la que se le han eliminado los ácidos grasos mediante centrifugado.
Este tipo de leche es el más recomendado para personas que están haciendo dietas para perder peso o problemas cardiovasculares, pues apenas tiene grasas saturadas, que son las que aumentan los niveles de colesterol en sangre.
Sin embargo, esto no afecta a su aporte en proteínas, azúcares (lactosa) y calcio. No obstante, debes saber que para que el calcio se fije en los huesos, se necesita un aporte adecuado de vitamina D, algo que en este tipo de leche no existe. Por tanto, en este caso lo mejor es que elijas una leche desnatada enriquecida con este tipo de vitamina.
Leche Semidesnatada
La leche semidesnatada se convierte en la opción más equilibrada y aconsejable, pues reúne los beneficios de cada uno de las dos leches anteriores. Por un lado, es casi tan ligera como la leche desnatada, de hecho la diferencia calórica entre ambas es mínima. Y por otro lado, conserva íntegras ciertas propiedades importantes de la leche entera, como son las vitaminas del grupo B, el calcio, las proteínas y la lactosa; y la mitad de vitamina A y E .
Y ahora que ya sabes qué tipo de leche debes utilizar, descubre qué es mejor, la leche con o sin lactosa. ¡Te seguimos ayudando a cuidarte!