Las lenguas de gato son un dulce que forma parte de la memoria gustativa de varias generaciones de niños: sentir esa galletita suave y esponjosa fundirse sobre la lengua parece evocar automáticamente tardes interminables de excursiones, deberes y plazoletas.
Y si no, aunque solo sea por su sabor delicado, lo fáciles de hacer que son o su divertido nombre, merece la pena reservar un ratito por la tarde y preparar una merienda casera y deliciosa.
Precalienta el horno a 180ºC, así estará listo cuando hayas terminado de elaborar la masa de las lenguas de gato. Asegúrate de sacar la mantequilla del frigorífico con una o dos horas de antelación para que esté en pomada, esto es, a temperatura ambiente y con textura de crema. Para facilitar el proceso, córtala en trozos pequeños.
En un cuenco amplio, mezcla el azúcar y la mantequilla con unas varillas hasta obtener una crema uniforme.
Si no utilizas claras de huevo pasteurizadas, casca los huevos en un recipiente distinto a aquel en el que los vayas a verter. La manera más sencilla de separar las claras de las yemas es hacer pasar el huevo por tus dedos entreabiertos.
Estos sostendrán la yema mientras dejan que la clara se deslice hacia abajo y caiga en un recipiente que habrás dispuesto para ello. Reserva las yemas en un recipiente hermético para utilizarlas en otra receta.
Agrega las claras poco a poco a la mantequilla azucarada sin dejar de batir hasta que obtengas una mezcla homogénea.
Añade la leche y la esencia de vainilla y remueve de nuevo hasta integrarla.
Tamiza la harina haciéndola pasar por un cedazo o un colador de malla fina. Incorpórala a la masa en varias tandas, mezclándola bien con los ingredientes líquidos antes de continuar añadiendo más.
Cuando tengas una masa uniforme, prepara una manga pastelera con boquilla lisa y mete la mezcla dentro.
Prepara una bandeja de horno cubriéndola con papel sulfurizado. Distribuye por la superficie cordones de masa de aproximadamente 7 centímetros dejando bastante separación entre sí para que no se mezclen entre sí cuando se fundan. Hornea las lenguas de gato durante 10 minutos aproximadamente o hasta que compruebes que están ligeramente doradas. Sácalas y déjalas enfriar sobre una rejilla.
Sirve tus lenguas de gato en una fuente y acompáñalas de un café, tu infusión favorita o un simple vaso de leche. Si quieres darles un toque aún más goloso, derrite un poco de chocolate para fundir, moja las puntas de las galletas y deja que se endurezca.
La mantequilla DIA será la base más suave y cremosa posible para tus lenguas de gato. Asegúrate de tener siempre una reserva en la nevera.
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Cada vez que veo este nombre me hace gracia, la verdad que no le favorece nada pero qué ricas están ¿eh?
Un saludo :)
Estamos de acuerdo, es un nombre que no se relaciona con un dulce, ¡pero qué buenas están! un saludo