Hoy en día, los niños están sometidos a muchos estímulos, ya sea en el colegio, las extraescolares, el parque, las nuevas tecnologías…Todo esto les provoca cierto nerviosismo que puede acarrear falta de atención e incluso a no saber gestionar sus emociones. Afortunadamente, existen técnicas que pueden poner fin a esta situación y una de ellas es el mindfulness infantil.
El mindfulness es la práctica de ciertas técnicas diseñadas para proporcionar tranquilidad, para ayudarles a concentrarse e incluso, aportarles herramientas con las que pueden gestionar sus emociones. En definitiva, el mindfulness infantil pretende ser útil para que nuestros niños alcancen un equilibrio mental.
Aunque acabamos de decirlo, son otras muchas las ventajas que tiene el mindfulness infantil. Y aunque hay que reconocer que los resultados no son de un día para otro, lo cierto es que, con una práctica constante durante cinco minutos al día, podemos observar estos progresos:
Seguro que, tras leer todos estos beneficios, quieres poner en práctica con tus peques el mindfulness infantil, ¿verdad? Pues toma nota de los siguientes ejercicios o juegos mindfulness:
Escucha el silencio
Es importante empezar poniendo atención en el sonido. Se trata de que el pequeño sea capaz de escuchar el silencio. Y aunque creas que eso no es posible, prueba a golpear un objeto con mucha vibración, y pide al pequeño que escuche con atención hasta que deje de escuchar el sonido. El efecto suele ser calmante y a la vez es una forma divertida de entrenar la atención.
Mírame a los ojos
Para desarrollar la atención y despertar la empatía hacia los demás, juega con el niño a miraros fijamente a los ojos.
Exploradores
Practicar mindfulness no tiene por qué ser una actividad en un sitio cerrado y sentados. De hecho, uno de los ejercicios que más suele gustar es el de dar paseos prestando atención a todos los sonidos, olores y colores que se presentan. Así, por ejemplo, si das un paseo por el campo, haz que el pequeño se fije en cuantos ruidos diferentes ha escuchado durante un minuto. O bien, si es por la ciudad, haz que se fije en cuantos coches azules ha visto circular en dos minutos.
Frasco de la calma
Cuando los niños estén enfadados, de poco o nada sirve chillarles o regañarles. Con eso solo se consigue que se enroquen en sus emociones negativas. Por eso, es bueno darles la oportunidad de buscar la tranquilidad. ¿Cómo? Haz un frasco de la calma. Para ello, pon en un frasco de cristal agua y purpurina y agítalo. Esto les aportará tal sensación de relax y tranquilidad que ellos mismos acudirán a él cada vez que se sientan mal.
Las rabietas típicas de los niños vienen dadas porque ante una situación de enfado, los niños no saben gestionar sus emociones y se frustran. Acrecentando así el disgusto. Pues bien, en esos momentos, esta práctica de mindfulness infantil puede serte muy útil. Hazles saber que entiendes su tristeza y malestar, empatiza con ellos y buscad juntos la solución al problema. De esta manera, irán aceptando y reconociendo todas sus emociones, sin juicios y desde una actitud positiva y sin gritos.
Y ahora qué sabes todo lo bueno que el mindfulness puede hacer por tus hijos, por qué no pones en práctica algunas de sus técnicas. Razones no te faltarán, y si no, solo tienes que leer todos los beneficios que el mindfulness traerá a tu vida.
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