Si Popeye comía espinacas cada vez que se tenía que enfrentar a una situación difícil no era algo casual. Además de la enorme energía que le aportaba, esta verdura tiene otros muchos beneficios para la salud. Si quieres saber las propiedades de las espinacas solo tienes que seguir leyendo.
El beneficio de las espinacas más conocido y popular es el chute de energía que supone. Esto se debe a su aporte de hierro, mucho mayor que el que de la carne. Además, este poder energizante también se debe a que las espinacas contienen vitamina c, que hace que el organismo asimile mejor el hierro.
Otro de los beneficios que tiene comer espinacas periódicamente es que es un alimento antioxidante, lo que facilita al cuerpo eliminar las toxinas que se acumulan en el organismo y que son las culpables del envejecimiento celular.
Además, este poder permite que el sistema inmune esté fuerte y sea capaz de hacer frente a las amenazas de una manera mucho más efectiva.
Otro de los beneficios de las espinacas es que permite que la sangre circule de forma fluida por todo el organismo. Y esto es así por los nitratos que contienen las espinacas, que estimula la producción de óxido nítrico que tiene un efecto vasodilatador.
Los flavonoides, carotenos y el potasio que se encuentra en las espinacas ayudan a preservar el buen funcionamiento neurológico, reduciendo el riesgo de padecer enfermedades como el Alzheimer o la esquizofrenia
Otra de las grandes propiedades que tienen las espinacas es que no solo te cuidan el interior. También el exterior. Así, gracias a la gran cantidad de vitamina A que poseen las espinacas, la piel luce tersa y el cabello más fuerte y brillante.
El calcio, el magnesio y la vitamina K estimulan la reparación, producción y fortalecimiento óseo, lo que nos permite tener un esqueleto mucho más saludable y resistente.
Todos estos beneficios tienen su explicación en las muchas propiedades de las espinacas. Así, dentro de los valores nutricionales que tienen estas verduras, nos encontramos con su riqueza vitamínica, como la A, B1, B2, C y K.
Los minerales también tienen un lugar destacado en las propiedades de las espinacas. Especialmente destacable son los niveles de hierro, calcio, fósforo, ácido fólico, zinc y magnesio.
Y tan importante como las vitaminas y los minerales son los antioxidantes, que ocupan un lugar muy destacado dentro de las propiedades de las espinacas. En este caso, destacan los betacarotenos y los ácidos grasos Omega-3.
Y por si fuera poco, apenas tiene calorías, lo que las convierte en las aliadas ideales para para perder peso. Y además tiene fibra.
Hemos visto hasta qué punto las espinacas pueden ayudarnos a que nuestro organismo funcione mejor. Pero tal es el poder de las espinacas que también son capaces de ayudar a superar ciertas enfermedades cuando éstas ya han aparecido. ¡Veámoslo!
SI tienes anemia, un buen planto de espinacas de forma periódica puede ayudarte a aumentar tus niveles de hierro. Además, gracias a que las espinacas también son ricas en vitamina A este hierro se adhiere al organismo de forma muy fácil.
Su bajo aporte calórico y la gran cantidad de fibra que aporta permiten controlar el peso corporal, sumándole el hecho de que produce un efecto de saciedad en quien la consume.
Si sufres de estreñimiento, las espinacas te pueden ayudar mucho para ponerle fin. Y esto es así porque gracias a los altísimos niveles de fibra de las espinacas, el tránsito intestinal fluye sin problema.
Ya sabemos que las espinacas tienen muchas propiedades y beneficios para el organismo pero eso no quiere decir que se puedan tomar de forma diaria, especialmente aquellos que tomen anticoagulantes, ya que las espinacas tienen vitamina K que juega un papel importante en la coagulación de la sangre.
Las espinacas tampoco se aconsejan para aquellas personas que tienen problemas de riñones. La razón de esto la encontramos porque las espinacas tienen mucho potasio y si los riñones no pueden eliminar el exceso de este mineral, podría ser fatal.
Y ahora que sabes lo importante que es comer espinacas habitualmente, estamos seguros que no van a faltar en tu dieta. Puedes comerlas crudas en ensalada; rehogadas, en guisos tradicionales o en elaboraciones más sofisticadas, como esta de strudel de espinacas y queso gorgonzola.
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