Poco a poco la sociedad va concienciándose acerca de la importancia de respetar las alergias e intolerancias y legisla para que los restaurantes y supermercados informen acerca de la composición exacta de sus alimentos.
También hay cada vez más opciones para sustituir los platos prohibidos por sabrosas alternativas, como esta salsa bechamel sin gluten ni lactosa que puede solucionar desde unas croquetas celíacas (¿has probado a empanar con polenta o semillas de amapola?) hasta una lasaña para intolerantes a la lactosa.
Por supuesto recuerda que si no padeces celiaquía el gluten es absolutamente seguro para ti (¡y tienes la fortuna de poder disfrutar de infinidad de preparaciones con harina de trigo!) y que, si los lácteos no te sientan mal, no tienes por qué dejar de consumirlos. Desgraciadamente, un periodo largo de tiempo sin consumir lactosa puede generar una intolerancia que no existía antes.
Pon la margarina en un cazo lo suficientemente grande para que quepa después toda la preparación a fuego suave hasta que se derrita. Seguidamente, agrégale la mitad de la leche y espera a que se caliente. Asegúrate de que no se pegue en el fondo.
Vierte el resto de la leche en un recipiente y añade la maicena. Bate enérgicamente con unas varillas para asegurarte de que se disuelve completamente y no queda ningún grumo. Este punto es muy importante para que la salsa quede fina y sedosa.
Agrega la leche con la maicena al cazo puesto al fuego y sigue removiendo cuidadosamente. Sazona con nuez moscada, sal y pimienta al gusto. Al no contar con un roux, la mezcla de harina y mantequilla tostadas que es la base de la bechamel tradicional, las especias son fundamentales para aportar el sabor característico.
Espera a que hierva, removiendo frecuentemente para que no se pegue. Cuando alcance el punto de ebullición comenzará a espesar. A partir de ese punto, espera a que tenga la consistencia que deseas y retírala del fuego.
Si no vas a consumir la salsa bechamel sin gluten ni lactosa inmediatamente, guárdala en un recipiente y tápala con papel film de modo que esté en contacto con la superficie de la salsa para que no se forme costra.
Incorpora la salsa bechamel sin gluten ni lactosa a cualquier plato que te apetezca. Ralla un poco más de nuez moscada y decora con perejil para dar un poco de color. ¡A las salsas blancas les viene genial cualquier toque alegre!
Si buscas una suavidad y untuosidad remarcables en tu salsa bechamel sin gluten ni lactosa, confía en la margarina DIA, tan sabrosa como rentable.
Prueba a utilizar leches vegetales si buscas una receta vegana. La leche de arroz da excelentes resultados. Y si buscas hacer una bechamel para croquetas, aumenta la cantidad de maicena hasta que consigas la textura que deseas.
Si necesitas inspiración a la hora de hacer más recetas sin gluten, echa un vistazo a estas 😉
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Voy a preparar la bechamel de esta manera. Seguro que queda fantástica.