Aunque el mundo del vino está lleno de matices que en principio pueden hacer de él un sector muy complejo, lo cierto es que para disfrutar de un buen vino no hace falta tener grandes conocimientos, solo elegir el adecuado a tus gustos y a la comida que este va a acompañar. Para que la elección te sea más sencilla, aquí tienes la clasificación más evidente de vinos: por su color y sus características principales.
Vino Tinto:
Este tipo de vino tiene su origen en las uvas tintas, como Cabernet Sauvignon, Merlot o Carmenère; aunque en realidad lo que confiere el color tinto al vino es el hollejo, o la piel de la uva. De tal manera, que cuanto más tiempo pase en contacto el mosto con el hollejo, más oscuro será el vino.
Para extraer el máximo posible de color, la temperatura de fermentación es bastante elevada, entre los 25 y los 30 grados centígrados.
Los vinos tintos pueden disfrutarse tanto solos, como acompañando a una contundente comida y/o cena. El vino tinto está especialmente indicado para carnes, embutidos, asados y platos fuertes en general.
En cuanto a los beneficios del vino tinto, son muchos y variados, de hecho, los médicos recomiendan una copa de vino al día y las razones son las siguientes: previene enfermedades degenerativas neurológicas, contribuye a reducir el colesterol, favorece la salud cardíaca y combate las infecciones urinarias.
Vino blanco
Aunque en principio pudiera parecer que los vinos blancos nacen de las uvas blancas, lo cierto es que también pueden hacerse a partir de tintas.
Sin embargo, la diferencia con respecto a los tintos, es que para hacer esta variedad, las uvas se prensan y se obtiene solo el mosto (zumo), sin las pieles, por eso adquieren su característico tono amarillo transparente.
Lógicamente, la temperatura de fermentación es significativamente menor a la del tinto, a 20 grados centígrados aproximadamente.
En cuanto al maridaje, los vinos blancos son los perfectos compañeros de mesa de pescados, verduras, ensaladas, entrantes, y en el caso de los espumosos, son ideales con postres y aperitivos.
También esta variedad posee innumerables beneficios para la salud. Prevenir las enfermedades pulmonares, el cáncer de mama, ayudar a mantener la línea por su bajo valor calórico y su poder antioxidante son solo algunos de las propiedades de estos vinos.
Vinos Rosados
Aunque no lo parezca, los vinos rosados nacen de las uvas tintas exclusivamente, y no de la mezcla de uvas tintas y blancas, como refleja la creencia popular.
Durante la elaboración de estos caldos la piel de la uva pasa menos tiempo en contacto con el mosto (zumo) durante el proceso de maceración y las uvas suelen tener un grado de madurez menor comparado con las utilizadas para los vinos tintos, por eso el tono de estos vinos es rosado.
En este caso, su temperatura de fermentación es parecida a la de los vinos blancos, apenas inferior a los 20 grados centígrados.
Sobre su consumo, de forma convencional se toma solo o acompañando pequeños de aperitivos o ensaladas, e incluso postres.
Al igual que sucede con los tintos y los blancos, los vinos rosados también son excelentes antioxidantes, disminuye el estrés, mejoran la salud y retardan el envejecimiento.
Y ahora que ya sabes los beneficios de cada tipo de vino y con qué platos maridan mejor, es posible que no te termines la botella. No te preocupes y no la tires, aquí tienes unos consejos sobre cómo guardar las botellas de vino una vez abiertas y que se conserven.
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cava o cerveza en los entrantes y para la carne ribera del duero