¿Estás pensando en cambiar la cocina y no sabes si instalar una placa de vitrocerámica o de inducción? Aunque a simple vista son muy parecidas, ambas presentan grandes diferencias que debes tener en cuenta: funcionamiento, ahorro energético, limpieza, rapidez y, también, el presupuesto.
En el post de hoy, te hacemos un resumen de las ventajas e inconvenientes de cada tipo de cocina. Esto, seguro que te ayudará a tomar la decisión más correcta según tus necesidades.
La popular “vitro” es de cerámica. Significa que posee las mismas propiedades del vidrio y es muy resistente a las altas temperaturas. Su funcionamiento es el mismo que el de un calefactor eléctrico, tiene unas resistencias donde la energía se transforma en calor.
Su principal ventaja es que calienta recipientes de todo tipo de material, desde barro hasta metálico. Y, además, es muy fácil de limpiar, lo que es de agradecer, siempre y cuando se haga con los productos adecuados.
En cuanto al inconveniente principal es que tarda bastante en coger calor y calentar. Para que te hagas una idea, tarda unos 10 minutos en hervir agua, frente a los 6 que tarda la de inducción. Sin embargo, conserva el calor durante bastante tiempo, por lo que permite terminar de cocinar guisos con el fuego ya apagado.
Pese a ello, su consumo de energía es mayor. Y, aunque sean más baratas que las de inducción, el gasto del consumo de las “vitros” es más elevado.
En cuanto a las cocinas de inducción, son más recientes en el mercado y por tanto, más modernas. No utilizan ningún tipo de resistencia como fuente de calor. Estas cocinas calientan los alimentos a través de un campo magnético. Debido a ello, solamente se puede cocinar con recipientes metálicos, lo que puede suponer un inconveniente, ya que tendrías que cambiar el menaje. Sin embargo, esta inversión la compensarías con el ahorro de luz y de tiempo. Estas placas calientan hasta el doble de rápido con respecto a una vitrocerámica, y eso supone menos gasto de electricidad.
Además, calientan solamente el espacio que ocupa el recipiente que estés usando, por lo que no se desperdicia calor. Esta propiedad, también tiene como ventaja que, como el cristal no se calienta, se reduce el riesgo de accidentes. Además, evita que la comida que se derrame se queme, cosa que también hace que su limpieza sea facilísima.
El principal inconveniente es que son más caras que la vitrocerámica. Esto, supone un desembolso inicial importante, aunque un ahorro energético posterior.
Y, ahora, que ya sabes un poquito más de este tipo de placas de cocina, ¿ya lo tienes más claro? Si te has decidido por la primera, te dejamos algunos consejos sobre cómo limpiar la vitrocerámica correctamente para que la tengas radiante siempre.
Si eres amante de la cocina a fuego aqui te dejamos una serie de diferencias entre el gas y la inducción para que puedas elegir el que mas se adapte a tus necesidades.
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