Lo primero será conseguir unos aguacates (o uno) que esté maduro, pero no pasado. Es decir, algo así como estar al dente. Ni muy blando ni duro. Al hacer guacamole lo bueno es que tenga consistencia para que no se haga puré.Sí, esta es una de las claves. El buen guacamole no debe ser un puré. Aunque por supuesto, puedes hacerlo a tu gusto.Esa es la primer norma de la cocina fácil y sencilla: hacer las cosas al gusto de cada uno.
Para sacar el hueso del aguacate lo partimos a la mitad, en el ecuador, y con ayuda de una cuchara sacamos la carne. El hueso suele salir solo en este punto si el aguacate está al punto. Si no, con ayuda de un cuchillo lo sacamos.
Lo partimos en dados pequeños, no excesivamente pequeños. Añadimos la cebolleta picada muy finamente y el cilantro del mismo modo. Además incorporamos el zumo de lima. Mezclamos con energía con el tenedor de tal forma que el aguacate, al estar un poco blando, se empezará a deshacer, pero nunca del todo.
Por último, añadimos sal y el tabasco o el picante que nos guste más al gusto.